Pensamientos de trasnocho
Un cambio de actitud
En esta segunda década del siglo XXI nos sorprendió, nada gratamente, la pandemia, y ella significó un cambio a un más drástico en lo que se venía gestando desde hace varias décadas. Ahora se estudia más a distancia, las clases en muchos niveles, son remotas, y el componente de autoresponsabilidad de quien estudia es mayor. Atrás quedaron los tiempos de esperar a que el profesor diera la clase, y solo los nerds revisaban el material previamente. No, ahora las sesiones sincrónicas son más para dar ese componente adicional, esa visión que el libro no ofrece, aclarar esas dudas con la aquilatada experiencia del facilitador del curso.
Esto significa, desarrollar la autoresponsabilidad. Los estudiantes al comprometerse con un curso de cualquier duración o nivel, se están comprometiendo a investigar, estudiar, analizar, reflexionar, sin que nadie los obligue o les coloque “tareas”; si las tienen, bienvenidas, pero el aprendizaje de un curso estará primado en el esfuerzo individual de los participantes que hicieron el compromiso consigo mismo de añadir nuevas habilidades a sus vidas, no en el profesor que se comprometió a ofrecerles la visión que su conocimiento y experiencia le han generado a lo largo de su carrera.
Los estudios de cuarto y quinto nivel
Lo anterior, es todavía más cierto en los estudios para graduados. Los estudios de cuarto/quinto nivel no son solamente para aprender cosas nuevas (eso puedes aprenderlo por tu cuenta en internet), son para cambiarte, ampliarte la visión profesional del hacer al pensar, son para que desarrolles la capacidad analítica que te permita no solo reproducir lo que se ha hecho siempre, sino analizarlo y entender cómo se podría mejorar, cambiar. Es aprender a mirar, no solo los árboles, sino también el bosque y entender cómo tranformar la realidad… y saber cómo hacerlo.
Entonces, cursar este tipo de estudios, implica un compromiso con tu desarrollo personal y profesional, la meta no es lograr el título, eso, solo es una consecuencia; la meta es la visión que desarrollarás y te convertirá en un gerente, en un individuo con visión de futuro, con mirada panorámica y periférica, con capacidad para liderar cambios en tu área de experticia.
Puede que aprendas un nuevo proceso o metodología, pero posiblemente, habrá una nueva antes de que hayas terminado los estudios; tus estudios de cuarto/quinto nivel son para liderar la generación de organizaciones que aprenden, flexibles, cambiantes, mutables y exitosas, que van con los tiempos y no sufren de parálisis paradigmática en ningún momento.
Eso es lo que pretende esa formacion, y para eso, hay que profundizar, hay que leer comprensivamente, no pasar por encima de las letras, no solo hacer tareas, o cumplir requisitos, hay que interesarse realmente en los contenidos y tener como meta desarrollar la mayor capacidad analítica posible. Hay que exprimirle al facilitador la experiencia que tiene para nutrirnos con esa experiencia.
Los valores que valen
Hace menos de 50 años, tener títulos lo era todo, era el sueño cada individuo, de cada padre para sus hijos; fuimos criados en un mundo de títulos que servían para conseguir (e incluso mantener) trabajos; más títulos, más arriba en la escala, sin un título no podías llegar a un nivel gerencial. Pero llegó la aldea global, el orbe interconectado, el trabajo remoto bien remunerado y eso también evolucionó: el título no lo es todo.
Tener títulos de cuarto/quinto nivel sin el conocimiento que el título supone, ya no significa nada, te podrían contratar obnubilados por los títulos, pero si no hay substancia detrás, el título no significará nada y en poco tiempo te pondrán a un lado. Hoy en día, además de la educación formal, mas bien, te contratan por tu perfil. Tu actualización, que a lo largo de tu carrera te hayas mantenido cursando y aprobando cursos y trabajando en el área de estudio. Eso es lo que ve interesante el reclutador a la hora de analizar tu perfil: le interesas porque demuestras que te has formado en un área y tienes habilidades probadas en ella.
Para que tus títulos valgan, debes haber cursado cada materia esforzándote durante todo el curso, todo conocimiento debe digerirse. Si te dan asignaciones cada semana y pretendes hacerlas el último día de la entrega, posiblemente habrás pasado la materia, pero la materia no pasó por tí, no te quedó nada de ella, ni te servirá en tu desempeño laboral, no pudiste digerir, hacer preguntas, analizar, reflexionar, te limitaste a hacer, es decir, el trabajo que ya habías aprendido en pregrado y cuando termines los estudios, continuarás siendo el mismo que cuando empezaste. Tus estudios tendrán sentido, en tanto en cuanto, le exprimas a cada materia (y al profesor que te orienta en el aprendizaje) el máximo que pueda darte; que realmente, hayas desarrollado tu visión sobre el área, tus capacidades analíticas y puedas aplicarlas en tu vida laboral, puedas mirar más allá de lo que hay y visualices lo que puede ser.
Esta larga y trasnochada reflexión, la hago porque veo que aunque la postmodernidad ya tiene más de 50 años, muchos estudiantes siguen con el criterio de la titulitis de la modernidad, pensando que no necesitan estudiar, solo aprobar y obtener el título y con eso, resolverán la vida. Creo que es hora de un cambio de paradigma.
Dra. Jazmín Díaz-Barrios
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